Son las 8 de la mañana, me despierto de una noche de sueños sin sentido que ya ni recuerdo pero que me han dejado agotada. "Hoy es lunes" me digo mientras me preparo una taza de café que hace ya mucho tiempo que no me sabe a nada y entonces empieza.
Vuelvo a mi rincón y me doy cuenta que eso ya no existe, ahora mismo estoy viviendo en una "habitación de los trastos", todo son cosas apiladas alrededor mío y a penas tengo espacio para entrar y sentarme en mi cama. Lo único reconfortante de todo esto es que aun dispongo de un pequeño lugar donde nadie me molesta.
El piano en el comedor, cajas de libros por doquier, mis cosas en mi antigua habitación y yo sin un lugar donde vivir. Si, duermo en una cama en una habitación pero ya no tengo más. Mis cosas en cajas o tapadas por trastos viejos se han quedado arrinconadas y pronto se olvidaran y con mi vida pasa lo mismo.
Mientras me bebo el café aparece el tema de la mudanza (mudanza dice, pero si solo me estoy mudando a la otra punta de la casa) y doy mi opinión. Ya está, caras de reproche y decepción... ¿por que hablo? ¿tan mala persona soy?
Me voy a mi rincón, me relajo, pienso y salgo con la seguridad que necesito para pedir perdón, "lo siento" digo, "es solo que a veces me da la impresión que no me escuchas y que solo contestas lo que estás pensando tu y te preocupa" (si solo fuera a veces). Me mira y me dice "yo también lo siento" en ese tono que es más bien dice "a mi también me jode que te levantes así por la mañana, porque si, toda la culpa es tuya". AMÉN, ha empezado un nuevo día y no podría ser de otra manera que de la habitual.
Personas que se quejan, que no saben buscar lo positivo de las cosas, que se abandonan a su desesperación pensando que así la vida será mejor.
Personas que se culpan por qué el día es día y la noche es noche, que han perdido toda fe en si mismas y que su forma de vida es el miedo, miedo a ser insultadas, agredidas o incluso ignoradas.
Personas que se culpan por qué el día es día y la noche es noche, que han perdido toda fe en si mismas y que su forma de vida es el miedo, miedo a ser insultadas, agredidas o incluso ignoradas.
Y yo, un poco de todo y mucho de nada. Mi vida no tiene sentido y la verdad es que sin querer morir tampoco le encuentro razón alguna a vivir.
